Problemas visuales y rendimiento escolar
Comenzamos la vuelta a las aulas, y este año comienza un curso aun más relevante, en el que se deben recuperar materias atrasadas, y además teniendo en cuenta los problemas visuales que ha traído aparejada la pandemia.
Los problemas visuales que no están diagnosticados y no se tratan correctamente a una edad temprana contribuyen, en un elevado porcentaje, al fracaso escolar del niño. Entre el 65 y el 70% de la información que procesamos llega a nuestro cerebro de forma visual. Por lo tanto, si nuestra visión no funciona de forma óptima tampoco lo hará nuestro cerebro.
Los defectos visuales más comunes que podemos encontrar en los pequeños son: la miopía, que produce una reducción de la visión de lejos; la hipermetropía, que reduce la visión de cerca; y el astigmatismo, que provoca que las imágenes se vean distorsionadas. Las patologías más frecuentes que podemos encontrar en los niños en la etapa escolar son: ambliopía, cuando el niño ve mal por uno de los ojos y utiliza principalmente el otro; estrabismo, un problema de alineamiento ocular que afecta al 4% de los niños; o el daltonismo, que es la dificultad para distinguir algunos colores.
Existen varios indicios a los que debemos estar atentos:
- Dolores de cabeza después de períodos de lectura.
- Sentarse habitualmente cerca de la pizarra o del televisor.
- Rechazo a la lectura y actividades en las que se utilice la visión de cerca.
- Enrojecimiento de los ojos o lagrimeo.
- Frotarse con frecuencia los ojos.
- Pestañeo más frecuente de lo habitual.
- Entrecerrar los ojos.
- Saltarse letras o líneas del texto cuando ya se sabe leer.
- Inclinar la cabeza hacia un lado, para mirar puntos concretos.
- Mala alineación de los ojos.
Aunque una buena visión es importante a cualquier edad, resulta crucial durante la etapa de formación del niño. Los problemas de la visión pueden derivar en estos aspectos:
- Dificultar la lectura y la escritura.
- Disminuir el nivel de comprensión.
- Frenar el aprendizaje.
- Generar estrés en los niños.
- Todo ello puede conducir al fracaso escolar.
Es muy complicado, tanto por parte de los profesores como por parte de los padres, un defecto visual, ya que los niños no suelen quejarse, por lo que es recomendable realizar revisiones con periodicidad. La mejor época para hacer una revisión es después del verano, iniciando así el nuevo curso escolar con la tranquilidad de poder identificar y corregir los posibles problemas visuales que estén impidiendo el buen rendimiento del niño en clase.