Hoy se celebra el Día Mundial del Síndrome de Down y desde el IOBA queremos informar sobre el impacto que esta alteración genética puede tener en la visión de las personas que lo padecen y concienciar sobre la importancia de los controles oftalmológicos desde temprana edad.

Las personas con Síndrome de Down tienen una mayor predisposición a diversos problemas visuales y enfermedades oculares debido a su genética y características anatómicas.
Algunos de los principales problemas visuales que pueden presentar incluyen:
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Errores refractivos. Es común que las personas con Síndrome de Down necesiten gafas a edades tempranas debido a errores refractivos como la miopía (visión borrosa de lejos), la hipermetropía (dificultad para ver de cerca) y el Astigmatismo (visión distorsionada o borrosa)
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Los ojos pueden estar desalineados, desviándose hacia adentro o hacia afuera, pudiendo afectar la percepción de profundidad y generar visión doble si no se trata.
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Nistagmo. Se trata de un movimiento involuntario y repetitivo de los ojos que puede dificultar el enfoque.
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Cataratas congénitas o adquiridas. Se produce cuando la opacidad del cristalino que afecta la visión. Pueden presentarse al nacer o desarrollarse en la adultez.
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Queratocono. Adelgazamiento y deformación progresiva de la córnea, lo que puede causar visión borrosa y sensibilidad a la luz.
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Blefaritis y ojo seco. Inflamación en los párpados y menor producción de lágrimas, lo que puede generar molestias y enrojecimiento.
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Mayor riesgo de glaucoma. Aumento de la presión intraocular que puede dañar el nervio óptico y afectar la visión.